El concepto de úlcera en dermatología es una lesión elemental primaria, debida a una solución de continuidad y con pérdida de la totalidad del epitelio, por lo que característicamente dejarán cicatriz al curar.
A veces, añadimos algunos adjetivos a las úlceras, para definir algunas características clínicas de las mimas, como las úlceras serpiginosas o las úlceras fagedénicas.
Las úlceras denominadas “típicas” por ser las más habituales, son las úlceras venosas, las arteriales, las mixtas, las de presión y las asociadas a “pie diabético”.
A pesar de esta denominación, su tratamiento puede suponer un reto y requerir del abordaje de distintos aspectos implicados en su aparición y, por el dolor y el tiempo prolongado que conlleva su resolución, pueden afectar de forma importante a la calidad de vida de quienes la sufren.
Tener una herida que duele, exuda líquido y mancha la ropa, produce dolor o afecta la capacidad de movernos o de realizar distintas tareas cotidianas, puede producir emociones negativas de soledad, aislamiento y depresión.
ÚLCERA VENOSA
Las úlceras venosas son las más frecuentes y aparecen tanto en hombres como en mujeres, más habitualmente tras los 64 años. Son más frecuentes en obesos y pueden asociarse a flebitis, trombosis o a traumatismos.
La úlcera venosa se produce por una alteración en el retorno venoso, en el que las válvulas y las venas perforantes son incompetentes y, cuando esto sucede, la sangre circula desde el sistema profundo que tiene una presión más alta, hacia el superficial porque esas válvulas o perforantes no realizan la función de evitarlo. La hiperpresión dentro del vaso, además, altera la parte interior de su pared, el endotelio y puede producir inflamación en el mismo.
ÚLCERAS ARTERIALES
Las úlceras arteriales, aparecen más en varones, sedentarios, fumadores y con otros factores de riesgo cardiovascular clásicos como la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la diabetes o, otros más desconocidos como la hiperhomocistinemia. Por tanto, este tipo de úlceras se producen porque las placas de ateroma estrechan la luz o calibre interior de los vasos y cada vez llega menos flujo. Un mecanismo más raro, pero posible, es que las arterias se cierren por contracción de su pared, lo que llamamos vasoespasmo, que es lo que sucede en la enfermedad de Buerger o cuando sufrimos una congelación.
ÚLCERAS NEUROPÁTICAS
Las úlceras neuropáticas, como su nombre indica, son debidas a la alteración de la sensibilidad por diversas causas de daño neuronal. Cuando no «sentimos» nuestro pie y nuestra pierna adecuadamente, podemos apoyar más, nos pueden pasar desapercibidos roces y objetos punzantes que pueden herir nuestra piel. Suceden en pacientes con neuropatía por diabetes, alcoholismo, lepra y algunos fármacos, pero también tras lesiones medulares o en asociación a malformaciones como la espina bífida.
EROSIONES Y ÚLCERAS ASOCIADAS A LA DERMATOPOROSIS
La dermatoporosis o insuficiencia cutánea crónica se debe a los cambios y atrofia que produce en la piel el propio envejecimiento. Existe una clasificación en grados, desde el I, con atrofia, lesiones violáceas o purpura por rotura de los vasos, que pierden su sustrato por atrofia de la dermis; el II con erosiones superficiales; el III cuando esas erosiones son más extensas, a veces profundas y sobre todo aparecen con frecuencia y, por último, a un estadio IV, cuando hay una isquemia y necrosis porque se producen hematomas que disecan el espacio entre la piel y la grasa de debajo, impidiendo la llegada de nutrientes a la misma.
ÚLCERA DE MARTORELL O ÚLCERA HIPERTENSIVA E ISQUÉMICA CON CALCIFICACIÓN.
En esta patología, las úlceras se producen porque hay una miniaturización de la luz del vaso, que es por dónde circula la sangre que debe llevar oxígeno y nutrientes a todo el organismo. Este problema en las arteriolas, hace que se produzcan heridas en zona latero-dorsal distal de la piernas, sobre los tobillos o incluso sobre el tendón de Aquiles, y más raramente en muslos, abdomen, mamas.
ÚLCERAS “ATÍPICAS”
El concepto de úlcera o herida atípica supone que 20% de todas las heridas crónicas y con el aumento de comorbilidades que se asocia el envejecimiento progresivo de la población, ese número será previsiblemente mayor en el futuro.
Cuando una úlcera tiene un aspecto clínico, una localización infrecuente, es dolorosa o no cierra en un período de 4 a 12 semanas con un buen plan terapéutico, debemos considerar la posibilidad de que estemos ante una úlcera atípica.
Algo principal a la hora de disminuir la complejidad de las cirugías y tratamientos necesarios y para mejorar la supervivencia, es la realización de un diagnóstico precoz.
Por ese motivo, cada año, la AEDV, la academia española de dermatología, que agrupa a todos los dermatólogos de España, realiza una campaña de concienciación y anima a toda la población a realizarse un control completo de su piel por parte del especialista de la misma, el dermatólogo.
Aparte de la exploración clínica y del uso del dermatoscopio de mano con o sin cámara integrada (Dermatoscopio Dermlite Cam), hay herramientas diagnósticas tecnológicas que nos facilitan la detección precoz de diversos tumores cutáneos.
Además contamos con la posibilidad de realizar un mareo corporal completo de manera más rápida y eficiente mediante el Fotofinder ATBM.